Ser parte del turismo sustentable

No es ningún secreto, el mundo parece que no nos aguanta más. Los científicos confirmaron que el periodo 2015-2019 fue el más cálido registrado en la historia y que las temperaturas subieron más de 1ºC. Sequías, incendios, ciclones y olas de calor son el resultado de las cosas que estamos causando en nuestro planeta.

Parece difícil pensar en esto cuando uno está de viaje. Viajar, muchas veces, significa relajarse, olvidarse, fluir, desconectarse. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de no ser conscientes de lo que viajar -pensándolo especialmente como transportarse- produce en el medioambiente.

El turismo sustentable es posible y, muchas veces, tiene que ver con hacer cosas tan sencillas que a veces pasamos por alto, por ejemplo, comprar productos de productores locales, no usar plásticos de un solo uso o llevar nuestra propia botella de agua.

En este artículo, algunos de los mejores viajeros de habla hispana darán sus opiniones y consejos para que, entre todos, podamos ser parte de mejorar (o al menos dejar de romper) el planeta.

Cómo colaborar con el turismo sustentable

Usar elementos reutilizabas de metal y la copa menstrual 

Por Paula Carrillo, del blog Vieja que Viaja

Aplico algunas estrategias para evitar el uso del plástico, que es lo que más me duele ver cuando viajo. Entonces, llevo un pitillo o pajita de metal, una copa menstrual y una botella también reutilizable.

Como usualmente viajo por países donde no hablan español ni inglés, es complicado pedir a los camareros de cualquier restaurante que no pongan automáticamente el pitillo de plástico con la bebida. Entonces, lo saco del bolso de mano antes de ordenar y así, cuando lo ven, es más fácil que entiendan.

Además, desde que empecé a viajar sin tiquete de regreso, hace dos años, uso la copa menstrual. Gracias a ella, dejé de sentirme culpable por los desechos generados cada mes. Aunque reconozco que al principio fue complicada la adaptación, todo ha sido cuestión de práctica y de mentalizarse en el objetivo de reducir los residuos al máximo.

Rechazar las bolsas plásticas en los supermercados también es otra estrategia sencilla, así como cargar una botella metálica para llenar de las fuentes públicas siempre que sea posible. Igualmente, dar preferencia a los viajes por tierra, no solo por economía, sino también para minimizar la huella de carbono.

En este momento, aplico estas técnicas viajando por tierra en Turquía, donde el uso del plástico está desbordado. Explico más detalles de lo que llevo en mi mochila, aquí.

Desplazarse de manera ecológica

Por Dabid Arriola, de Mochila al Paraíso 

¿En qué consiste viajar? En desplazarse. Hay muchos detalles de nuestra vida que influyen en el medioambiente, pero moverse quizás sea el más visceral. Motos, coches y sobre todo aviones contribuyen a la llamada “huella de carbono”. Cualquiera que aprecie este planeta debería intentar que esa huella sea lo más pequeña posible, y controlar en qué transportes nos desplazamos quizás sea una de las medidas más decisivas.

Me he dado cuenta de que recurrimos a los transportes privados o a los aviones cuando tenemos prisa por ir de un lugar a otro, por llegar lo antes posible y ver lo más posible. Quizás eso deba cambiar. Quizás debamos reconocer que el planeta en el que vivimos es más importante que nuestro tiempo.

Por ello, he comenzado a apostar por los viajes pausados, sin prisas y -si la vida nos lo permite- largos. En los que tomar un avión no sea una preferencia, y sí pasar una noche a bordo de un tren o viajar apelotonado en un autobús. No es lo más cómodo, ¿pero no estábamos dispuestos a cambiar? ¿Ni siquiera estamos dispuestos a hacer ese pequeño sacrificio? Ah, amig@, ésa es otra cuestión…

En definitiva, una de mis propuestas para viajar con mayor conciencia medioambiental es ésa: ceder nuestra comodidad y nuestro tiempo para disminuir nuestra huella de carbono. Además, esta forma de viajar nos conecta con la población local y en muchas ocasiones es buena para nuestro bolsillo. De todas todas, salimos ganando.

Conciencia y responsabilidad en el día a día

Por Claudia Rodriguez, de Solo Ida

Para la mayoría de nosotros, viajar no es una obligación, sino un placer que tiene que llevar aparejadas una serie de obligaciones que tienen que ver, en su mayoría, con la sostenibilidad. Tras varios años dando vueltas por el mundo y viendo de primera mano el impacto del turismo, me he dado cuenta de que no podemos ponernos más excusas y que, aunque parezca insignificante a primera vista, cada granito de arena cuesta. En mi caso, estoy llevando a cabo un proceso de viajar de una manera más consciente.

Comencé por reducir el consumismo loco que nos lleva a querer comprar de todo, pero que no necesitamos. Después tomé consciencia de mi huella de carbono usando transporte público siempre que fuese posible. Tras varios años viendo de primera mano del sufrimiento animal, pasé a llevar una dieta vegana e intentar consumir productos de kilómetro cero lo más locales posibles. Ahora mi gran caballo de batalla es la generación de residuos, sobre todo el plástico.

Viajando se hace un poco más difícil, ya que no tienes la experiencia de estar en casa y tener tus tiendas de conveniencia, pero, con un poco de esfuerzo e imaginación (lejos de ser perfectos) se puede. Por ejemplo, en mi mochila nunca faltan:

• Botella de acero inoxidable para evitar botellas de plástico. En la mayoría de países existen bidones con agua purificada 100% potable.
• Jabones, champús, acondicionadores y desodorantes sólidos y veganos. Los guardo en cajas de acero inoxidable.
• Copa menstrual y un recipiente de silicona para limpiar.a
• Cepillo de dientes de bambú.
• Cuchilla de acero inoxidable.
• Un tupper para cuando quiero comprar comida para llevar y no quiero que me den plástico.
• Una bolsa de tela para hacer compras.

A todo esto, hay que unirle nuestro deber de investigar siempre que queramos hacer actividades en las que grupos étnicos o animales estén implicados. El riesgo de participar en actividades de turismo irresponsable siempre está presente y es nuestro deber evitarlo.

No podemos ser perfectos, pero podemos y tenemos que aspirar a serlo.

Bueno para mí y útil para los demás

Por Guada Araoz

Después de más de 7 años sin parar de viajar comencé a interesarme y aprender sobre cómo viajar de forma sostenible.

No hace falta dejar el automóvil o la moto porque hay muchos otros hábitos que cambiar también. Algunos son: no comprar comida en envases plásticos, no usar bolsas de plástico para las compras (puedes llevar la tuya de tela), usar botellas reutilizables y cargar agua potable en vez de comprar más envases plásticos, hacer un uso responsable del agua y de la energía, no promocionar ni pagar tours que tengan que ver con el uso de los animales o la destrucción de la naturaleza, comprar productos locales, reciclar, caminar más e intenta buscar productos con certificaciones cruelty-freey comercio justo, sobre todo en cosmética y artículos tecnológicos.

Hay muchos otros puntos a tener en cuenta pero creo que la clave, la primer premisa, es consumir lo menos posible y bajo necesidad. ¿Cuántas veces cambias tus dispositivos electrónicos y por qué motivo? Suele ser mejor comprar algo de mejor calidad porque dura más y usa menos recursos.

Mi premisa es: “bueno para mí y útil para los demás”. De a poco nos volvemos más empáticos con los seres vivos y con el mundo.

 

Sustentable en la rutina y en el viaje

Por Ludmila y Lucas de Mochilas en Viaje

Ser sustentable aplica tanto a los viajes como para el día a día. En nuestro caso, de a poco fuimos sumando hábitos más sustentables y seguimos en ello.

Algunos ejemplos:

• Get Solid!

Hoy casi todos nuestros productos de limpieza son sólidos: champú, acondicionador para el cabello, crema hidratante y hasta desodorante. Tratamos de utilizar marcas más ecológicas y sin envase plástico.

Lo bueno de los productos sólidos es que son ideales para viajar. Ocupan muy poco espacio y te podés olvidar del tema líquidos en el equipaje de bodega.
Además, los productos sólidos son muchos más sanos y amables con nuestro cuerpo ya que no tienen químicos.

•  Con la bolsa a todos lados

Siempre llevamos una bolsa de tela. Sea que compres algo exprés o que vayas al mercado, tener bolsa de tela te permite ahorrar plástico. Además de cuidar al planeta, también cuidás tu bolsillo.

En muchos países cada vez cobran más caras las bolsas y tiene sentido.

• Comamos local

Ser criteriosos a la hora de comer también tiene que ver con ser sustentable. Pedir salmón en India o ensalada de fruta en Islandia no tiene sentido. No son productos locales. Para poder disfrutar de salmón en India se gastaron muchísimos recursos que hoy ya no nos podemos permitir. Hay que consumir local, frutas y vegetales de temporada y los alimentos que son propios de esa zona.

Por ejemplo, ahora está súper de moda el aceite de coco para todo. Está genial, pero en España que es la tierra del aceite de oliva usemos aceite de oliva y no desperdiciemos tiempo, recursos y energía en traer coco de no se sabe dónde.

¡El sentido común siempre es el mejor camino!

El turismo sustentable como parte de un todo

El cambio es inminente y necesario y, como leímos, no es necesario gastar mucho dinero para lograrlo, simplemente basta con ser consciente de las decisiones que tomamos.

Desde mi lugar como viajera, trato de consumir siempre en tiendas locales, recargar mi botella de agua y seguir separando los residuos para reciclar lo más posible.

Como habitantes de este planeta tenemos el compromiso de hacer todo lo posible para que siga existiendo y, muchas veces, es tan sencillo como saber dónde tirar una botella. Todo cuenta.

 

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