No puede ser de ninguna manera humano el nivel de ansiedad y locura que estoy experimentando desde hace 4 días. El viaje se me vino encima, la fecha se acerca a paso firme y todo lo que me pregunto es: ¿Quién me mando a mi a meterme en esta? Acá, en Buenos Aires, tengo una casa, una gata, un trabajo fijo y con posibilidad de crecimiento, mis amigos, mi familia. Pero no, nada de eso parece alcanzarme, o mejor dicho, nada de eso satisface mis deseos más profundos.
Yo sola me embarqué en esta locura, nadie me obligo, nadie solicitó mi presencia del otro lado del océano, yo sola decidí y todos asintieron, tampoco tenían mucha opción, era algo no negociable, el viaje venía conmigo desde antes de que yo lo supiera.
Así que acá me tienen, a 8 días de irme y con una casa entera para embalar. Por ahora solo llene una caja llena de cosas y cositas que no tenía idea que tuviese guardadas. No hice la mochila, no separe la ropa que voy a llevar, no embale los libros. Y el tema de los libros no es fortuito, ayer estuve a punto de guardarlos, pero no puedo, me niego a ver mi biblioteca vacía, se que es una idiotez porque tarde o temprano tengo que embalar los benditos libros. Pero sin libros ya no es mi casa, y ese momento en que los guarde va a ser como el viaje contundente y resonante cayéndose arriba mío.
Hay algo en todo este placer de viajar que es realmente un sufrimiento. El exquisito dolor, el nudo en la panza constante, la ansiedad que me come a toda hora, la falta de sueño. Hace unos días que dormir empieza a costarme, no dejo de pensar en las cosas que me quedan por hacer. No dejo de pensar en las cosas que van a quedar sin hacer porque yo ya no voy a estar acá, eso es una locura, caer en la realidad de que el mundo sigue, Buenos Aires y todos los que están acá siguen sin mi, yo me voy pero acá parece que el mundo sigue girando, los días pasando y las plantas creciendo. Pánico.
Ya fui al consulado de España, tengo la partida de nacimiento lista, ya esta la baja de la prepaga, ya esta alquilado mi hogar, renové el pasaporte, mi gata ya esta viviendo con su nuevo padre, mis plantas ya tienen casas con balcón donde serán bien recibidas. Sólo falta poner todo en cajas y hacerme desaparecer.
No sabés lo identificada que me sentí con este post. Así estaba yo en agosto del año pasado cuando decidimos dejar todo para irnos a viajar en familia. Algo parecido a lo que decís: gata, depto alquilado, un trabajo fijo que dejé, amigos y a eso sumale marido e hijo. O sea que esta movida loca de querer viajar sin fecha de retorno ni rumbo también les repercutía a ellos. Fue una movida enorme y ahora, hace pocos días estamos de regreso. Fue una movida enorme y si bien disfruté conocer ciudades y el crecimiento que nos generó a todos. Incluso a mí como mamá y lo mucho más interesante que hoy es la relación con mi hijo también debo confesar que me desilusioné. Iba con muchas expectativas de que todo fuera mágico y sencillo y no fue así. Tampoco logré vivir con un presupuesto de cinco dólares como aseguran muchos mochileros que viven. NI siempre encontré tan fácilmente hospitalidad en Couchsurfing. Creo que sirvió para poder vivir el deseo, y sacarme el pendiente. También para poder barajar y dar de nuevo y entender que no siempre todo es tan sencillo ni automático. Sirvió. Hoy estamos instalados nuevamente y estoy planeando nuevos viajes pero con otro tipo de financiamiento y más cortos porque como bien decís en el post, cuando uno se va resigna ir al cumpleaños de la tía o ser la persona de confianza de los amigos y eso, si bien para mí no fue tan difícil de sobrellevar, sí fue un costo para mi hijo. Preferimos (él y yo) que tenga una base fija para poder crecer y construir memorias que lo acompañarán a largo plazo. Quizás algún día, ya adulto, se canse y decida ser nómade pero esa será su decisión, no la mía.
Hola Desiree! Supongo que la historia es otra cuando viajas con gente a tu cargo, en especial con un hijo! Son otros costos, otros tiempos, otras necesidades. Una se conforma con poco, con cualquier cosa hace una comida, pero con un niño tenes que tener otras consideraciones. Y obvio, nada es tan sencillo siendo más. Inclusive couchsurfing en pareja es super difícil, no me imagino con un hijo.
No es fácil la vida nómada individual, supongo que menos siendo una familia rodante, por suerte para gustos hay colores.