Una semana solos – Segunda Parte

Esta es la continuación del relato sobre mi viaje improvisado de una semana al sur de Portugal con desconocidos, te recomiendo empezar a leer acá.

Segunda parte

Luego de ese llamado que tanto habían esperado mis compañeros de viaje, salimos corriendo para el camping, totalmente contrarreloj, teníamos dos horas para llegar, desarmar, armar el tetris en el baúl de auto e irnos. Bastante a las apuradas logramos terminar con solo una hora de retraso, y salimos a encontrarnos con gente desconocida para mi. Que ansiedad me genera esa situación, nuevas caras, nuevas personalidades, gente de otra cultura, siento que quiero conocer a toda la gente que vive en el planeta tierra, todos tienen algo por enseñarme.

Llegamos al supermercado que funcionaba como punto de encuentro, y ahora si, estábamos todos juntos finalmente. Mis tres ex desconocidos, sumados a dos hermanos y una pareja de surfistas, todos madrileños y yo, que me sentía como una argentina perdida en el limbo pero feliz.

IMG_6014
Atardecer en Praia do Amado

Fuimos dirigidos a una casa, donde ellos se alojaban , una casa ecológica para dos personas, donde montamos nuevamente las tiendas y dormimos en el parque. Teníamos una parrilla y una cocina, y un baño con una ducha que solo daba agua helada, la cual odié, aunque si hubiese sabido las condiciones que me deparaban los próximos días no me hubiese quejado tanto. Supongo que también es eso el viaje, quejarse y aprender a no quejarse tanto, lo que tenes hoy mañana puede no estar.

Pasamos dos noches en esa casa, comiendo rico, cocinando, les hice probar a todos mi gran pure de papas y fue un éxito indiscutible, hicimos salchichas a la parrilla, era todo perfecto, pero duro poco. Una mañana, ya habíamos salido todos para la playa, nos vino a buscar el dueño de la propiedad, aparentemente se había terminado hacía dos días el alquiler y nadie nos había avisado. Sólo voy a decir que hubo intento de golpes y hasta amenazaron con traer armas, yo escuchaba los gritos sentada en el auto, estaba completamente amotinada, no quería salir del pánico y la vergüenza que toda la situación generaba. Era una ocupa, viviendo en una carpa adentro de una casa.

Juntamos todas nuestras cosas en menos de 15 minutos y nos fuimos. La pregunta era: a donde nos vamos? No teníamos prácticamente dinero, estábamos en un pueblo en la mitad de la nada. Que hacemos? Nos vamos a vivir al parking de la playa. A diferencia de lo que se imaginan, toda esta situación me generaba mucha gracia, no entre en pánico ni salí corriendo, me lo tome como una aventura, y tuve la suerte de estar rodeada de gente que no tenía ningún problema  en afrontar este cambio como lo más natural de la vida.

Así fue como nos instalamos en el parking de la Praia do Amado; un camioneta, dos autos y tres carpas para 8 personas. Acampar allí esta claramente prohibido, por lo que dispusimos los autos de manera que tapasen las carpas. No teníamos baño, no teníamos ducha, no teníamos cocina, solo ganas de pasarla bien, divertirnos e improvisar. El baño estaba en los yuyos, la cocina era una garrafa y la ducha era la de la escuela de surf, que obviamente nos estaba prohibida, por lo que nos colábamos por la noche pero no podíamos usar ni shampoo ni jabón porque no había desagüe y corríamos riesgo de ser descubiertos.

IMG_6067
El complejo hotelero de Praia do Amado

De esa manera pasamos las ultimas dos noches, comiendo comida improvisada que escondíamos durante el día abajo de los autos adentro de heladeras; despertandonos para desarmar la carpa así si la policia pasaba no nos obligaba a irnos. Pasábamos todo el día tirados en el sol y toda la noche mirando las estrellas y la luna.

Fue un viaje distinto, improvisado, hermoso. Conocí gente increíble, nuevos amigos, nuevas formas de vivir y de disfrutar la vida. Vi paisajes hermosos, los cuales por momentos me hubiese encantado apreciar con mis amigos de toda la vida o con mi familia; pero el universo me alcanzó gente nueva, para darme un nuevo y distinto punto de vista y una nueva forma de valorarlo todo. Vi las noches más estrelladas, era tal la magnitud del cielo, tal la luz de la luna y la cantidad de estrellas que me sentí diminuta ante la inmensidad de lo que me rodeaba. Vi pasar estrellas fugaces y pedí deseos que incluían a toda la gente que amo, a la que extraño, a la que esta acá leyéndome y a la que me piensa en otras partes del mundo. Gracias.

 

3 Replies to “Una semana solos – Segunda Parte”

  1. Bella, me encanta leerte y me recuerda a mi momento de partida. Sigo expectante a tus relatos.. Besos enormes!

  2. Amorcito, me encanta leer tu aventura!! te acompaño desde lejos y siendo feliz con tu felicidad. Besos

  3. Hey lau!! acabo de toparme con tus relatos por un post viejo que me recordo fb! jajaja Excelente!!!

    me alegro muchisimo por vos y te mando un beso grande! voy a seguir leyendo

Deci hola! Dale, animate!