Misiva en tránsito

Escribo esto sentada en el avión rumbo a Madrid. Un Airbus 330 de la empresa TAM, asiento 18K, ventanilla, justo encima del ala derecha, a las 2 de la mañana hora argentina; mientras escucho Ismael Serrano y me distraigo porque la azafata pide un médico por altavoz. Asomo la cabeza por arriba de los asientos, como una suricata, enana y curiosa; más gente se une a mi accionar, un par de argentinos se levantan y hablan entre ellos, no escucho, no se si quiero saber, prefiero imaginarme que es alguien descompuesto o algo menos grave.

Todavía me faltan seis horas para llegar a destino, todavía no pasó nada relevante pero para mi ya pasó de todo. Pequeñas cosas cotidianas que hacen el viaje ameritan contarse, como por ejemplo: conocí el aeropuerto de San Pablo y permitanme decirles que en mi breve experiencia de aeropuertos es sin duda el peor, muy setentoso, incomodo, desorganizado y feo; cuidemos el nuestro porque es hermoso.

En el primer vuelo (Buenos Aires – San Pablo) me senté con un señor muy amable, le conté de mi viaje y me felicitó, me contó que el hijo iba a estudiar cine pero que el no estaba convencido porque pensaba que le iba a costar mucho encontrar trabajo, le respondí que si, que era difícil, pero que no había nada más hermoso que sentir la libertad de elegir sumado al apoyo de los padres, y que además, nunca es tarde para cambiar de profesión.

Llegué a mi vuelo principal, en este que les escribo ahora, y descubrí que iba a viajar sola en los dos asientos, así que acá estoy, aprovechando mi tamaño compacto en las dos butacas, estirando las piernas como una bacana, soy la envidia del avión. Como siempre que viajo, al momento de la cena pedí pastas, y me tome una copa de vino, que la azafata me sirvió mientras dudaba si estaba en edad de consumir alcohol de manera legal. Después de esa mirada fulminante aborté completamente la idea de tomarme un whisky, estos son los problemas de seguir pareciendo casi 10 años menor.

Casi las 3 de la mañana, creo que voy a terminar de ver Capitán América y después a dormir de nuevo, llego a España a las 9:30 hora argentina. Cuando lean esto, la gran mayoría de ustedes va a estar entrando a su trabajo y contestando mails laborales de gente que detestan. Les ruego paren, miren afuera y busquen hacer lo que aman, no hay nada más lindo que eso, la vida es corta.

6 Replies to “Misiva en tránsito”

  1. Leí esto después de contestar un mail laboral horrible, quiero mirar afuera pero las ventanas están tapiadas. Imagino que está lindo, lo recuerdo de hace un par de horas cuando vine acá en bicicleta.
    Tengo sueño, tanto en el sentido metafórico como el literal.

    Buen viaje, Lau, seguramente nos veamos en menos de lo que canta un couchsurfer!

  2. Pabli, vos chifla y yo me uno para viajar juntos. Sabes que solo estás tomando carrera para dar el salto.
    Nos vemos pronto!!

  3. Estirada como princesa bacana… es tu vida!

  4. Todo gran viaje, comienza por un pequeño (o no tanto) vuelo. Muchos éxitos!

  5. Genia!! Yo trato de mirar, pero estoy en un subsuelo!! Buen viaje aventurera!!

  6. Muchas gracias Martin!

Deci hola! Dale, animate!