Italia y sus dos capitales

Es sabido que los esteriotipos suelen alejarse bastante de la realidad, pero uno no es capaz de saber cuanto hasta que nos los vive en carne propia. Es por eso que viajar quita prejuicios de la cabeza; ni todos los españoles son gallegos, ni todos los alemanes tiroleses, ni todos los argentinos gauchos. Pero que fácil es disminuir las culturas a una imagen, que sencillo meter todo en una misma bolsa, estas imágenes ficticias que se generan suelen estar basadas en películas, libros, rumores, canciones, y la lista crece sin parar.

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El Coliseo en un día de sol increíble 

Nadie esta exento de caer en el imaginario popular, por eso grande fue mi sorpresa al conocer el norte de Italia. Ya por el 2010 había visitado la capital italiana y algunas zonas norteñas excesivamente turísticas como Florencia y Venecia, pero nunca había tocado el norte real de la bota, ciudades como Milán, Bologna o Verona, que si bien están repletas de gente, distan mucho de las mencionadas renglones arriba. Así fue como empecé un viaje por una Italia muy distinta de la que había conocido hacía 4 años, un país aparte, bien alejado de la imagen que todos conocemos de los italianos, que es muy similar a la que tenemos de los porteños.

Ya vendrán los detalles del exhaustivo recorrido que tuve por Italia que duró casi 20 días, pero ahora quiero reforzar la idea que venía tratando anteriormente, el hecho aquí es que el país de la pizza, la pasta y el helado se divide en dos grandes partes. Arriba y abajo de Roma. El sur y el norte tiene cada una su propia capital, y creo que si una ley los avalara los mismos italianos dividirían el país en dos, para que ninguna idea errada de la imagen del italiano invada el territorio del otro. Milaneses y romanos, una batalla que llevará siglos.

El Duomo de Milán
El Duomo de Milán

Milán, la capital de la moda, dista bastante de todo lo que había conocido de Italia hasta ese momento. Me encontré con un Duomo hermoso, uno de los más lindo que vi en mi vida, imponente y abarrotado de gente, aparentemente las festividades católicas no son una buena fecha para recorrer el centro milanes. Galerías, museos,parques, iglesias y compras, Milan lo tiene todo. Pero lo más llamativo de esta ciudad es la gente que la habita; y no hablo de los miles de inmigrantes que habitan tanto aquí como en el resto de Europa, hablo del italiano nacido en el norte del país. Ya me lo habían advertido, Milán no es Italia, es un mundo aparte, el norte de Italia, no es Italia, y Milán es la capital de toda esa gente nórdica que vive inmersa en el quilombo divino que es la tanada.

Uno camina por las calles de esta ciudad y se siente, más que nunca, un desubicado. Las mujeres impecables, en general de negro, sencillas y elegantes, zapatos de tacón. Los hombres siempre de traje, impolutos y siguiendo la última tendencia, tanto o más que las damas. Nadie te mira, nadie te dice nada en la calle, no hay un piropo, no hay un grito, hablan en voz baja, son discretos, son lo opuesto a la imagen que tenemos del tano. Son un mundo aparte. Y después te das cuenta que igualmente estas en Italia, el colectivo llega tarde y viene lleno, los negocios abren y cierran en el horario que quieren y la burocracia es la misma que en el resto del país.

Completamente sorprendida por esta nueva sociedad que acababa de conocer, y feliz por sacarme ese prejuicio del tano de mi cabeza, me fui en auto desde Bologna hasta Roma, nada más y nada menos que con un napolitano, y en esa oportunidad si que sentí que todo volvía a la realidad. Ya desde el vamos noté que el señor que me trasladaba, si bien muy simpático y ameno, era exagerado en sus movimientos, gesticulaba demasiado, hablaba en un tono de voz algo elevado, considerando que estábamos en un auto solo los dos, y no me daba paz. Me habló sin parar durante las cinco horas de viaje, lo cual normalmente sería genial para mi, pero me hablo las cinco horas en italiano, y si bien el oído porteño esta bastante aguzado a ese idioma, entender los detalles de la vida del otro es algo más complicado, aún más si tenemos en cuenta que mi interlocutor esperaba que yo responda y sea activa en la conversación, a lo cual yo repetía si parar: si, no, certo, di vero? y así pasamos el tiempo. Algo así como un monologo desestructurado.

Las ruinas aparecen en todos lados
Las ruinas aparecen en todos lados

Apenas llegada a Roma, me di cuenta que estaba en la capital de todos los prejuicios italianos habidos y por haber, y solo estaba empezando, porque a medida que se baja al sur del país sube el nivel de italianidad. Roma es hermosa, y una de las cosas que la hacen bella para los ojos del resto de los europeos, es el lio en el que se vive, el caos esta por todas partes. Ruidos, gritos, bocinas, vendedores ambulantes, todo esto es parte de lo exótico de Roma. Claro, yo soy de Argentina señores, y el quilombo es el estado natural de las cosas en el sur del continente americano, acá los subtes tampoco funcionan, los colectivos están abarrotados, y la corrupción a la orden del día. Mis amigos alemanes se indignan de que hayan elegido a Berlusconi en las urnas, no lo entienden, los miro y me río, hay cosas que no se pueden explicar, hay cosas que son así porque nacen así.

Visitando Italia afirmé lo que ya había advertido en 2010. Argentina esta verdaderamente hermanada con Italia, no me importa si no lo dice la Union Europea. A pesar de que seamos una tierra repleta de inmigrantes de distintos países, y a pesar de que no haya un gramo de sangre italiana en mi, no hay lugar en el mundo que se parezca más a Buenos Aires que Roma; y no tiene nada que ver con la arquitectura de la ciudad, es algo que solo lo percibimos nosotros y ellos, esta en el aire, flota como una nube, es ese no se qué que parece haber viajado en barco con los abuelos de muchos, es una conexión automática, es pisar Roma y sentir que entro en la capital argentina. Y mis sentimientos son los mismos, amor y odio por igual, a veces un poco más uno, a veces el otro, pero siempre nostalgia; Roma me recuerda cuanto necesito huir de Buenos Aires y cuanto la añoro a la vez. Supongo que he nacido para vivir con el corazón repartido por el mundo.

5 Replies to “Italia y sus dos capitales”

  1. Basta de llorar por atención! Aca estoy! Y si, me gusto la descripción. Ahora espero ansioso juntar los euritos para caer a la ciudad del país del que soy medio descendiente.

  2. Si te pasó esto con Roma, no te imaginarás con Nápoles entonces 🙂
    Son nosotros pero x1.2
    En suciedad, en grito, en desastre vehicular, en fútbol…

  3. luciano ippolito says:

    Hola Lau! te mando un beso!

  4. Me ha encantado tu modo de expresar tus sentimientos hacia lo vivido en tu viaje, veo manos de escritora y pensamientos sinceros, seguro que llegarás lejos en tu camino sideral. Gracias por compartir tu viaje.

  5. […] que más contrasta con la imagen mental que tenemos de los italianos, eso lo explicó un poco acá. Ideal para caminar ya que no es muy grande y todo esta relativamente cerca. No perderse los […]

Deci hola! Dale, animate!