Alemania en Barcelona – Segunda Parte

Esta es la segunda y última parte del relato sobre mis días en Barcelona. Recomiendo arduamente empezar a leer acá.

Las noches de Barcelona son eternas, uno puede vagar por las calles sin parar, sin preocuparse, sin pensar si esta seguro, sin tener que cuestionarse si esta bien caminar hasta tan tarde por una calle perdida en la mitad del centro de la ciudad, uno puede relajarse y disfrutar de lo que lo rodea.  Las mujeres caminan solas por pasadizos insospechados, por lugares que mi mente porteña y argentina jamás consideraría. La sensación de estar tranquila de noche es algo que no experimentaba haces años, algo que quizás nunca sentí en Buenos Aires. Acá la noche y el día son lo mismo.

 

Segunda parte

Vagamos sin rumbo luego de la fiesta durante horas, caminamos desde La Rambla hasta el Montjuic, nos metimos en lugares que estaban cerrados, trepamos la montaña y encontramos un banco, nos sentamos en silencio y vimos la ciudad durante largo rato. Que linda que es Barcelona de noche, con su luz y su mar, y su silencio. Encontrar silencio en Barna es casi una misión destinada al fracaso. Hay turistas por todos lados, al menos por todos los lugares típicos. Luego de pasar diez días allí descubrí que de noche la gente se limita al area comercial, y que de día los montes no convencionales te resguardan del ruido exasperante de una ciudad que no descansa jamás.

A los días de esa noche de fiesta y caminata partí rumbo a Sitges. Es un lugar que me habían recomendado mucho y en el cual quería pasar unos días de relajo frente al mar, así que encontré un hospedaje barato y bueno y con blablacar.com conseguí viajar por solo 2 euros.

Cuando estoy en el auto de camino a Sitges, la pareja catalana que me llevaba me pregunta si viajaba allí por Festa Major; obviamente no tenía idea de que era, cuando, como y porque. Ni bien llegar me di cuenta, la ciudad estaba plagada de gente que esperaba ver la festividad típica de este lugar, yo estaba agotada, así que me dormí temprano para levantarme y poder recorrer la ciudad antes de que los borrachos invadan las calles.

Sitges es increíble, las calles angostas y con casas altas; las playas llenas de gente y con agua cálida y trasparente, el centro histórico plagado de turistas que ya a las 11 de la mañana estaban abriendo la primer cerveza, la gente local feliz de ser parte de la festividad, parte de una comunidad orgullosa e independiente. Banderas catalanas y con el escudo del lugar plagaban los balcones.

Sitges vacío a las 9 de la mañana
Sitges casi vacío a las 9 de la mañana

 

Pasé dos días en Festa Major y me sentí afortunada de poder vivirlo, me sentí una intrusa entre toda la gente del pueblo, feliz de estar invitada a esa fiesta, de ser recibida con tanto jolgorio.

Sólo un problema rondaba en mi cabeza, tengo que volver a Barcelona y no se donde quedarme, hablo con mi alemán preferido y el me invita a quedarme con sus amigos, al principio lo dudo, estaré bien? me sentiré cómoda? estarán contentos de tener una argentina intrusa en su casa? cuantas veces en mi vida voy a tener esta oportunidad? Ya esta, no hay que pensar tanto, le digo que si al alemán, me voy a vivir con ellos cinco días.

Llego a Barcelona y me reciben felices, me hicieron un lugar en su casa, me compartieron su comida, su luz, su agua caliente y su wifi. Aprendí palabras graciosas en alemán, mejoré mi ingles un montón, conocí gente de todas partes de Alemania, tengo invitaciones para quedarme en cada ciudad germana, pasé noches cantando en inglés despierta hasta cualquier hora, comiendo chocolate de una manera compulsiva y durmiendo muy poco.

Todo lo que me pasa son cosas inimaginables, si alguien me lo hubiese dicho, no le hubiese creído. Viví con 10 alemanes, a quienes lleve a comer a un restaurante argentino, les hice tomar fernet y comer choripan, los volví adictos a los alfajores de maicena y al dulce de leche, los convencí de visitar Buenos Aires y les hablé de lo maravillosa que es la gente allá. Ellos tiraron abajo todos los prejuicios sobre los alemanes que uno puede tener, son cariñosos y no todos son rubios y altos, y nunca están discutiendo aunque siempre parece que si.

Es todo tan impredecible, tan azaroso, si uno esta dispuesto todo puede pasar, hay que decir más seguido que sí y confiar, el mundo esta lleno de gente maravillosa con ganas de ayudar.

One Reply to “Alemania en Barcelona – Segunda Parte”

  1. no me pierdo ningun post!

Deci hola! Dale, animate!